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la cresta de Limo

- iv -

 una terraza de verano en un parque
viento desquiciante de inicio de otoño
más allá de las seis de la tarde
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Avellaneda sola, no custodiada. Mientras leo algunos otros versos de la 'Masmédula'.
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Alta Noche
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DE VÉRTICES QUEMADOS/
de subsueño de cauces de preausencia de huracanados rostros que transmigran/
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con su animal doliente cabellera de líbido/
su satélite angora/
y sus ramos de sombras/
y su aliento que entrecorre las algas del pulso de lo inmóvil//
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Avellaneda lúcida. Braquets de corderilla loba futura. Pero no hay goznes en su espiración pausada. Aunque ésta se oscurece cuando el siciliano me pregunta por ella: ¿Y esta niña tan guapa? Ya ves. Toda una belleza. Y es ahí donde yo doy por terminada nuestra párvula conversación, y donde ella se gira como una veleta y desaparece como impulsada por la corriente de aire en la esquina de la iglesia, pero aún con esa dulce armonía, con la que despiertan la música en mi pecho, sus trapecios delicados. Y la magnitud del silencio casi sobrecogedor en la despedida de la fiesta. Un niño, que camina al mismo paso que una mujer que empuja una silla de ruedas, en la que se presiente que esa anciana de pelo blanco y raída disfruta de un paseo sin meados, se lamenta por el hecho.
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Y el monstruo lejos, ... a lo lejos alguien canta, que dijo el poeta... en el mismo banco de siempre, obsesionado observándome, como siempre, como antes. Imagino que sin querer creerse aquello que declaré ofuscada frente a la juez hace ya ese par de años. ¿Qué pena quiere que se le imponga? Esa pregunta esperanzadora donde una piensa que alguien va a ponerle algún remedio, pero por fin, a algo que terminó por hacerse inaguantable. Ninguna -respondo preocupada  por acogerme a mis principios literales. Pero luego lo matizo mejor: lo que quiero es sólo que me deje en paz, que deje de gritarme que me quiere, y de molestar a las niñas preguntándoles por mí, y  que entienda usted que yo a este individuo no le conozco de nada. Pero él sólo sufrió un interrogatorio altisonante, no más que el mío, quizás hasta más menguado; sí, yo diría que sí, o eso me pareció, y luego, al cabo de un mes, una sentencia de no inculpación a su favor y por tanto en mi contra, y fue como si la condenada hubiese sido yo. Así me sentí, desvalida, como ahora. Maldito demente. Acosador torvo, de mirada torva, ojalá te murieras hijo de puta y ojalá te murieras torvamente; ojalá te murieras pero atropellado delante de mí, para que yo lo viera y pudiera dejar de preocuparme por ti.
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Y anhelo de polvo de cuerno de rinoceronte, o sólo del polvo. Polvo insomne y demoledor, transfuga también en la mañana. Ese polvo único con alguien que comparte el mismo lenguaje: Follar. Esa no palabra.. Y anhelo por tanto inevitable de él. Hombre que lee 'Hyperión' y lleva colgado del cuello el símbolo celta del fuego. Por mí. Esta pacata bruja destronada de su magia alba. Aludes en la sangre, eso ocurre. Turbia como una cornisa alborotada por palomas renegridas. Esto debe ser la menstruación, esta nostalgia delirante. Este vacío de benjuí.
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Y entonces un alboroto al fondo de la calle, y el siciliano que me cuenta lo de sus rodillas...  hace un gesto que es esa mezcla justa de asco y de lástima, y él que no lo sabe, y ellos, todos ellos que me abrazan, incluso los que no me conocen de nada, por pura empatía. Y ahí sí que ya es imposible concentrarse en esta libreta, con el baboseo constante de Homero y la plática inabarcable de la Azucena más loca del jardín. Pero antes de irme me acerco de nuevo a ellos en la mesa próxima en que se han sentado y les ofrezco un recordatorio de besos y abrazos, como si fuera una dosis extra de la vacuna del tétanos. Porque así he sentido a veces que los interpretaban la mayoría de los demás: como rasguñarse con un clavo oxidado, o entrarles tierra sucia en una herida recién abierta. Y tal vez el hombre que lee a Goytisolo, en ese ejemplar firmado por él, versos a la infiel de aquel hotel... tenga razón y hoy escriba desde algo parecido al dolor. Pero esto ya lo hago detenida en las escaleras que llevan a la biblioteca municipal.

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